jueves, 12 de mayo de 2016

Las buenas esposas no hacen las tareas domésticas. Capítulo 6

Ver el capítulo 3
Ver el capítulo 4  
Ver el capítulo 5.1 
Seducción.
La propia palabra, ya excita.
Todos sus diversos significados ya despiertan en la mente todo tipo de pensamientos e imágenes.
Seducir es inducir a tener relaciones sexuales y, de hecho, será usted, la esposa, la que conducirá y mandará en el sexo.
Aunque también la palabra seducción implica un cierto engaño, treta y astucia, aunque muchos disfrutan del hábil engaño, hacia un fin deseado.
Vas a seducir a tu marido sometiéndole a tu voluntad y él va a aceptar con agrado tu papel como la reina de la casa.
La idea detrás del enfoque es seductora:
1. Te permitirá obtener más confianza en tu poder erótico,de forma discreta.
2. Permitirá a su vez a su marido para que se adapte a su nueva posición en el matrimonio, y
3. Tu marido se convertirá en adicto a tu poder erótico antes de que él sea consciente de lo que estás haciendo.
Es un regalo para él.
Naturalmente, hay que dar un enfoque seductor un tanto discreto y disimulado.
Después de todo, tú vas a iniciar un cambio importante en tu relación matrimonial sin su previo conocimiento o aprobación. Tal vez esto suene injusto, pero conviene pensar que nunca se ha oído un marido arrepentirse de ser seducido. En definitiva tú le está dando un regalo sorpresa que él apreciará. Si tu marido es como la mayoría de los hombres, una vez que descubre lo que estás haciendo, que te las gracias por tomar tú la iniciativa en transformar tu matrimonio.
Piénsalo de esta manera: Tú te encuentras en un punto de tu matrimonio que quieres cambiar. Tú sabes que vas a ser más feliz con el cambio, pero la tradición y las normas culturales van en contra de esto.
La clave es que, de momento no se lo digas, y para cuando se de cuenta ya descubra que él así, con el cambio es más feliz que antes.
En el camino, tu marido puede luchar por conciliar sus sentimientos de felicidad con las expectativas sociales, que le dicen que él no debe hacer las tareas, etc. Usted debe ser un paciente y amorosa.
Pequeña guía de seducción.
A través de la transformación de tu matrimonio debes asegurarle continuamente que esto se hace en la intimidad de la pareja, y que no se preocupe de lo que los demás puedan pensar, usted solamente lo va a amar aún más.
El camino para algunas parejas es más difícil que para otras y todo dependerá de disposición de su marido, y del tiempo que lleven en pareja (conviene hacerlo en parejas que se conozcan bien).
Por lo general, su marido se dará cuenta de lo que que estás haciendo después de que él ya se haya convertido en adicto a tu poder erótico. En ese punto puede haber una crisis en la que su marido no estará enojado no con usted, sino consigo mismo, porque entonces va a entender lo mucho que disfruta de tu poder y tus deseos eróticos.
Pero hay algunos hombres con una mentalidad muy machista en que esto puede ser difícil de aceptar. En este caso debe tener paciencia con él y debe existir respeto mútuo. Finalmente hasta el más obstinado esposo llegará a comprender que con su recién descubierto deseo de sumisión hacia usted, encontrará el atractivo de su poder erótico muy superior y aceptará cambiar.
Lo ideal sería que en el momento en que se da cuenta de lo que estás haciendo y haya abrazado su sumisión hacia usted. Entonces simplemente él reconoce abiertamente esta nueva realidad en su matrimonio. Puede que tengas que replantearse sus actitudes sobre su papel durante las relaciones sexuales. Para la mayoría las parejas casadas, el sexo es algo que sucede en el dormitorio por la noche con las luces apagadas. En su lugar, tendrá que pensar en erotizar su relación.
El sexo se convierte en un hilo que se teje a través de cada interacción entre usted y su esposo, ya sea directa o indirectamente. Usted deliberadamente tendrá que explotar su sexualidad en cada paso del camino hasta el extremo que haría un rubor a una prostituta.



Creación de un conflicto.
Tu objetivo aprovechar algo que haga mal para preparar y explotar la respuesta de tu marido.
Para lograr esto es necesario introducir un conflicto a la que él va a elegir una respuesta sumisa. Luego hay que reforzar esa respuesta sumisa a través de la entrevista y un condicionamiento operante. A medida que su respuesta es sumisa, se puede ampliar más allá del conflicto original. Con el tiempo, tu marido, naturalmente, y automáticamente escogerá la respuesta sumisa ante cualquier conflicto o tema que le plantees. En ese punto, se puede decir que han aceptado someterse a  tu autoridad.
Por lo general, un primer éxito facilita el camino para todo lo que sigue porque romper con su resistencia en un área, así le demuestras tu capacidad para romper su resistencia en cualquier área y porque una vez que comienzas a reforzar esa primera respuesta sumisa en un conflicto, fomentas que escoja aceptar sin discutir en otros conflictos que le plantees. La clave del éxito, entonces, es comenzar con un primer conflicto clave.
Siempre hay un conflicto en particular, que,se presta más a una respuesta sumisa que otros.
Por ejemplo, empezar con plantear como se reparten las tareas de casa no es un buen tema de conflicto para comenzar, ya que él puede evitarlos con una resistencia pasiva a cumplir, y porque no le refuerza o no tiene estímulos para hacerlo. En cambio, un buen lugar para comenzar con el conflicto es con el sexo en sí.
En la mayoría de los matrimonios, el marido inicia, controla y dirige el sexo. Así es.
Sin embargo, eso está lejos de ser la situación ideal.
Él al imponer su voluntad para iniciar, controlar y tener sexo directo, es un tema ideal de conflicto. En la medida en que tú te resistes a su voluntad en este asunto, estará más hambriento de sexo. Esto es un muy poderoso refuerzo negativo en tu posición. Esencialmente si no acepta lo que le planteas él y el prefiere mantener el conflicto, él se va a sentir que se está castigando a sí mismo por su resistencia a lo que le planteas. Por el contrario, mediante la presentación de cosas que debe hacer antes para tí, -evidentemente de tu elección-, por la propia naturaleza del conflicto, él se va a sentir recompensado con el sexo.
Esta resolución de conflictos es muy íntima y depende de las circunstancias particulares de cada pareja. Pero el mero acto de ceder el control de que se va a producir el sexo sólo a la demanda de la esposa es muy difícil para la mayoría de los maridos habituados a tener sexo.
Los hombres estan casi siempre en un buen estado de ánimo para el sexo. Eso es un hecho de la vida. Los hombres no dejan de tener orgasmos. Con una estimulación mínima, el orgasmo del hombre es inevitable; para muchos hombres el orgasmo es casí como una cuestión de rutina. Por el contrario, el orgasmo de una mujer está sujeto a las circunstancias y la naturaleza y duración de la estimulación. Eso simplemente hace no tenga ningún sentido que sea el hombre el que decida cuándo y cómo se produce el sexo. El problema es que, mientras que tu marido puede realmente tratar de satisfacerla a usted de forma sexual, su natural tendencia innata es lograr su objetivo primordial, la consumación de las relaciones sexuales, con un gasto mínimo de energía y esfuerzo por su parte. Después de todo, eso es, precisamente, lo que la evolución le ha hecho hacer, así es como el macho de la especie maximiza sus posibilidades de reprodución genética. Es evidente que estos objetivos crean un conflicto y la mayoría de las veces, en la pasión de hacer el amor, son los instintos primarios los que ganan. Él no aceptará decir que este así, pero lo es. Usted puede cambiar esto. Y mucho más si se implica aquí seriamente.
Es necesario tomar el control de los momentos de sexo dirigiéndolos hacia tu propia satisfacción. Eso no significa hacer lo que quieras. Algunos maridos, por ejemplo, esperan recibir, pero no estan para dar sexo oral. (Muchos hombres con respecto a dar sexo oral a una mujer lo consideran como "poco masculino" o "sucio".) Crear un conflicto alrededor de esto, es un buen tema, recuerda el sexo es la clave, también puedes exigir más preliminares, etc.
Pocos maridos pueden resistirse a una mujer, que acepta a tener relaciones sexuales si de alguna manera se queja de esto u otro tema sexual. Cuanto más tiempo se resista, más será torturado por su propio deseo sexual a hacerlo. Una vez que él acepte, tú ya estás controlando y dirigiendo el sexo, y ya puede aplicar otras técnicas muy útiles como la entrevista -que hable mientras tienes sexo- y el condicionamiento operante para trasladar eso a todos los demás aspectos de su matrimonio, no sólo tareas del hogar.

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