lunes, 15 de enero de 2018

Mi primer experiencia en castidad.

Mi primer experiencia en castidad.
 
Me llamo Ariel, tengo algo más de cuarenta años. Soy adicto a la pornografía y desde hace muchos años la masturbación fue algo habitual y diario en mi vida.
Conozco ya de memoria los nombres de las páginas y hasta de las actrices. Bastaba en tener un rato desocupado para  que me sentara frente a la compu, abriera un par de videos o fotos y empezara a tocarme.
Muchas veces hasta sin siquiera sentir deseo de hacerlo. Era como una adicción.
Investigando sobre el tema del BDSM empezó a llamarme la atención y despertó mi curiosidad ver hombres con dispositivos de castidad. Me parecía algo extremadamente excitante pero a su vez muy raro.
Buscando sobre el tema es que encontré el blog de Control de Castidad.
La idea rondó en mi cabeza durante semanas sin animarme a nada. Hasta que una mañana envié un mail explicando mi situación y pidiendo ayuda para controlar mi abstinencia. Después de un par de días de tensa espera recibí una respuesta, donde se me sugería que lo intentara por mi mismo. Me sentí un tanto decaido como si hubiera recibido una bofetada. Me había costado mucho hacer el intento. De todas maneras volví a escribir otro mail pidiendo disculpas y preguntando los motivos por los que no podía acceder a lo que se contaba en la página. En el blog ofrecían controlar mi castidad, imponerme castigos si no lo hacía y una serie de recomendaciones más que interesantes y firmes.
La segunda respuesta me ofrecía volver a pedir el control dentro de un mes. A partir de ese momento no se porqué extraña razón empecé a contar los días que faltaban para cumplir ese plazo.
Mientras tanto abría el blog a diario y me informaba y aprendía sobre el tema.
Hasta que por fin llegó el momento y volví a escribir. Enviando una nota firmada donde solicitaba y aceptaba que controlaran mi castidad.
La primer respuesta fue que tratara de no tener orgasmos durante esa semana.
Fue bastante fácil, estaba con mucho trabajo, la cabeza puesta en otro lado y me resultó como un juego. Tuve en alguna ocasión deseo de tocarme pero pude controlarlo fácilmente. Así fue durante las tres primeras semanas. Algunas veces me sentaba a mirar pornografía pero me obligaba a no tocarme. Solo mirar. Obviamente mi ropa interior se mojaba por la excitación pero me tenía prohibido tocar mi pene en esos momentos.
Esa tercer semana tuve unos ataques de excitación terrible, muchisimos deseos de poder tocarme al menos una vez. Y en uno de mis mails que enviaba a diario contando que seguía en castidad, comenté esa sensación,  y recibí una respuesta sencilla. Me decía que quedaba solo una semana para cumplir con NOviembre. Había leido sobre el tema y no tuve más opción que seguir aguantando.
Me imaginaba que una vez cumplido el més, podía darme un respiro, solicitar un permiso para tocarme, o hacerlo sin que nadie se enterara, a modo de premio por haber cumplido mi primer mes en mi vida en castidad.
Pero muy distito fue lo que pasó. De alguna manera establecí una relación con quien me controla, una relación en que me siento acompañado y debo reconocer también que me excita mucho la idea de saber que un hombre controla mi castidad. Aunque a ciencia cierta no tengo ninguna información sobre su identidad. No puedo imaginarme su rostro, su cuerpo, su nombre, nada. Tal vez eso le da un toque místico y casi mágico.
Cuando terminó noviembre no pude tocarme ni solicitar permiso para hacerlo. Decidí seguir y a partir de ese momento se cruzó por mi cabeza la idea de completar diciembre y terminar así el año en castidad. En ese mes adquirí un dispositivo de castidad. Uno muy bonito de plastico transparente. Me encanta ver a mi pene ahí dentro. Lo uso en mis momentos de debilidad. O cuando tengo deseos de ver pornografía. Guardo las llaves en un sobre de papel que cierro con pegamento.  Escribo en él: Abrir 1 minutos antes de ir a trabajar. Y cumplo. Me encanta llevarlo puesto en la calle. Cruzarme con mujeres muy excitantes y sentir en ese instante que mi pene ni siquiera puede moverse ahí dentro. Esa sensación es única. Sentir calentura y que mi miembro no pueda reaccionar en lo más mínimo es algo mágico.
Lo usé también para ir a trabajar y un par de noches para dormir. Aunque no me genera molestias, no se porqué pero me costó muchisimo conciliar el sueño. Fueron dos noches interminables. Es algo que aun no logro descifrar.
En una ocasión tuve necesidad de renunciar a mi castidad. Necesitaba un control mayor, una amenaza de algun castigo, algo. Tal vez es un deseo de conocer un poco más a quien me controla. Así lo hice saber en un mail. La respuesta fue, que después de un tiempo en castidad debia tener un respiro y me autorizó a masturbarme.
Fue un baldazo de agua helada. Me quedé leyendo el mail varias veces. Me sentía raro, tenía miedo que si me tocaba, algo se terminara. Y lo hice saber en otro mail ese mismo día. A lo que me respondió que podía elegir, pero tenía el permiso para hacerlo.
Pasé horas yendo y viniendo por mi casa, con una sensación extraña, como de miedo a perder lo que había conseguido, miedo a no poder retomar, miedo a perder su control.
Así pasó el día y no pude masturbarme.
Escribí anunciando mi decisión y agradecí por su paciencia y su presencia.
Hoy es 15 de enero, sigo en castidad. No se hasta cuando. Lo que sí sé es que jamás en mi vida había vivido una experiencia tan fuerte como esta.
Cuando decaigo o me desanimo leo el blog. Miro la foto de mi pene enjaulado que se subió al blog con un cartel diciendo “mi primer mes en castidad” y me parece algo lejano ya. Voy por mi tercero. Gracias

No hay comentarios:

Publicar un comentario