Se podía decir que ya lo tenía, pero no dejaba de
buscar qué otras cosas podría hacer que serían brutalmente humillantes
entre, sobre todo, sus compañeros y alumnos. ¿qué podría ir añadiendo
para que no le quedara ni la posibilidad de decir que era una apuesta,
una sesión de sexo especial, algo anecdótico...? De momento, en mis
planes entraba una depilación integral. Podía ir a algún sitio, pero eso
quedaría allí, y yo quería grabar todo lo que significara feminización
de andrea. Y de pronto, se me ocurrió: lo depilaría allí, y no sería yo,
ni una extraña, lo que también había barajado, sino su madre, mi
suegra, que además de una excelente cocinera, tenía unas manos
magníficas para esas cosas, según decía la hermana de andrea. Era otro
paso importante, porque significaba que su madre sabría que andrea no
era más que mi sirvienta. Pero bueno, todo quedaba en familia. El
problema era convencer a su mamá, a Virtudes, de que depilara por
completo a su querido hijo Andrés. Podía buscar alguna excusa, difícil,
pero podría encontrarla. Pero el éxito que había tenido hasta entonces
me hizo trazar un plan estupendo. si Virtudes se iba escandalizada, no
habríamos perdido nada, pero si se quedaba... me encantaba la idea de
Virtudes desnudando a su hijo travestido para depilarlo. Y a por ello
fui.
ANDREA:
Después de cenar, me anunció:
-Esta semana sin falta tienes que depilarte, andrea.
-Sí, señora.
-Y como tu hermana no se cansa de alabar las manos de tu mamá, he pensado que nadie mejor que ella para depilarte por completo.
-... sí, señora..., pero qué le vamos a decir?
-Pues la verdad, jajaja. Te veo dubitativo, y es normal, porque claro, no querrás que tu mamá te vea con esa bata.
-No, señora.
-sí, ya será bastante duro depilar a su hijo... necesitas estar más presentable para mamá.
-Sí, señora. Gracias, Señora.
Yo estaba pensando en alguna excusa para lo que mi señora proponía, pero no iba a hacer falta...
-Jajaja,
no me des las gracias tan deprisa. Lo que vamos a hacer para que estés
presentable es pedirle a mi mamá ese vestido que dijo. Con él estarás
mucho más guapa que con la bata. A tu madre le encantará ver a su niño
convertido en niña. Me gustará ver qué le dices.
No sabía qué contestar, ni cómo.
-Ya,
se nota que estás emocionada. por fin tu mamá Virtudes sabrá de tu
secreto. Claro que cuando a ella le digas que siempre has querido ser
una niña, tendrás que adornarlo un poco. Ya sé, le dirás que desde tu
adolescencia, cuando estabas solo en casa te ponías cosas suyas... algo
se te ocurrirá. Como le dijiste a mamá, pero más concreto, claro,
tendrás que ir recordando qué ropas te ponías de tu mamá. Y nada de
disimulos, que tu madre te vea bien vestida y desnudándote o
vistiéndote.
Aquel lunes pasé por casa de la madre de mi señora a pedirle el vestido.
-Estoy pensando seriamente lo que que vengas a hacer aquí la limpieza, un par de veces por semana.
Me
estaba enseñando el vestido, camisero, entallado hasta la cintura y con
una falda de vuelo hasta las pantorrillas, con motivos abstractos
azules sobre fondo blanco, muy fino, cuando llegaron las hermanas.
-No, hija, se lo lleva andrés.
-¿Se lo va a poner mi hermana?
- ¿Te imaginas a tu hermana con ese vestido? jajaja. ¿Quién se lo va a poner, andrés?
-Es para mí -dije con la cabeza baja.
-¿Ya preparando el carnaval?
-No,
hija, aquí, andrés que nos ha salido mariposón. Ya lo veréis, porque va
a venir un par de días a la semana a hacernos la limpieza a casa.
-No me lo creo. Es una broma.
-Ah, sí? ¿Por qué no nos enseñas tus braguitas?
Me bajé un poco los pantalones y pudieron ver las bragas y la blonda de las medias.
-qué monas. Tengo un conjunto que me queda grande, seguro que a ti te vale, ¿lo quieres?
-Sí, sí, muchas gracias, Señora -le dije a la hermana, que me miró extrañada.
-Lo
decía en broma, andrés, pero empiezas a preocuparme. Te los doy si
mañana pasas por aquí camino del instituto y llevas puesto el conjunto.
Si decía que no, seguro que mi señora se enfadaba y me obligaba a algo peor. Le dije que sí.
Cuando
salí de aquella casa, con el vestido y unas bragas y un sujetador
negros de raso y encaje, todavía se oían las carcajadas y las
expresiones de asombro.
En casa no hubo novedades. Fui la
criada perfecta, pero nada iba a hacerla cambiar de opinión. cuando
pensaba en rebelarme, volvían a mi mente las imágenes que ella tenía
grabadas, y siempre llegaba a la misma conclusión: era mejor seguir. A
media tarde, la señora me hizo ponerme de rodillas ante ella mientras
llamaba por teléfono.
-¿Virtudes?... bien, bien, y tú?
estupendo... sí, aquí está, con las tareas de casa... sí, claro...
compartimos todo, jejeje, bueno, en realidad compartimos lo que me deja,
es una estupenda amita de casa, sí, jajaja... quería pedirte un
favor... gracias, es sólo que necesitaba de tus artes en la
depilación... sí, claro que sé lo bien que lo haces... ¿Mañana por la
tarde? genial... uy, jajaja, hay muchos pelos que quitar... vale, pues
hasta mañana a las seis.
Me miró sonriente.
-ya has oído, mañana a las seis tu mamá te va a dejar como una niña.
El
resto del día estuve despistado, pensando en lo que iba a pasar el día
siguiente. Por la mañana con sujetador al insti. Por la tarde, mi
madre... Mi señora se enfadó, pero no quería marcarme el culo para que
mamá no viera nada, y como castigo me ordenó limpiar los cristales de
las ventanas y la galería que daban al patio interior, con la bata
desabrochada para que se viera la combinación, y las luces encendidas.
Y
al día siguiente, tras ir al insti con sujetador, y un jersey amplio
para que no se notara, cuando llegó la hora, me hizo desnudar para
vestirme de nuevo mientras me grababa. Mi nuevo conjunto negro, medias
transparentes, combinación y vestido, para luego pintarme los labios.
por último, me quitó el aparato de castidad, porque no quería que nada
hiciera pensar que lo hacía contra mi voluntad.
Mamá llegó puntual. Yo esperé en la cocina, mientras las oía hablar en el salón, de cualquier cosa, hasta que llegaron al tema.
-Pues no te veo tanto vello, hija.
-Ah, no, virtudes, si la depilación no es para mí.
-ah, no? entonces...?
-Es andrés, el que quiere que lo depiles.
-jajaja, ¿se va a hacer metrosexual?
-No, no. En realidad creo que quiere parecer una chica.
-¿qué dices?
-Pues
sí. Me lo encontré poniéndose ropa mía, y de mi madre, y creo que no
era la primera vez, pero bueno, él te contará. ¡Andrés!
Respiré
y me dirigí al salón. allí estaba mi madre. Aparecí con los labios
pintados, el vestido, las medias, y un pañuelo en la cabeza como
diadema. Me acerqué para darle el beso de rigor, ella me miraba
paralizada. No debe de ser fácil ver a tu hijo así.
-pero...
-Quería habértelo dicho hace mucho tiempo, pero me daba mucha vergüenza. Sabía que tú me entenderías, pero papá...
Papá había muerto hacía unos años. Mi hermana se había casado y mamá vivía sola.
-¿Hace mucho tiempo? pero cuando...
-No sé. Desde mi adolescencia, o antes, siempre que podía, me ponía ropa tuya.
-ropa mía. qué ropa mía?
-cualquier
cosa que me valiera. Una falda que tenías beige con mucho vuelo... o
aquella blusa blanca con lunares con volantes en las mangas, el vestido
que llevaste a una boda... sujetadores... y bragas... cuando me quedaba
solo en casa, y si eran varios días, dormía con algún camisón tuyo.
-Dios mío!
-Pero no pasa nada. Ahora soy feliz, mamá. Pero me tienes que depilar, porque no me atrevo a ir a algún sitio.
-Mamá, no puedo. Me verían las bragas.
-Llevas... llevas bragas ahora?
-sí, mamá, claro.
-Vamos,
Virtudes, si a mí no me importa, que soy soy novia... ¿No querrás que
vean por ahí a andrea con ropa interior femenina? Vamos al dormitorio,
ya he puesto una toalla vieja sobre la cama.
-pero solo hoy, y no quiero volver a verte vestido así.
Fuimos para allá, entre lamentaciones.
-Ayúdale a desnudarse mientras yo voy a por la cera.
Mi
madre me desabochó el vestido, que me quité, quedándome en combinación.
Me senté sobre la cama para quitarme las medias, y esperé. Mi madre no
decía nada.
Llegó mi señora.
-Quítatelo todo, mujer, si quieres una depilación integral.
Recordando
sus instrucciones, me quité la combinación frente a mamá, luego el
sujetador y por último, las bragas. Me tumbé boca abajo en la cama.
-¿Quieres que te ayude, virtudes?
-No, no, gracias. Yo me encargo.
Mamá
no dijo nada más. durante un rato largo me quitó los pelos de la
espalda los brazos y las piernas. Creo que debía imaginarse que se lo
hacía a otro. Luego me di la vuelta y cerré los ojos, para no cruzar la
mirada con ella.
Cuando me depilaba alrededor del pene, no
puede evitar que este creciera desmesuradamente. Y cuando terminó y me
dio crema por esa zona, mi pito estaba como no recordaba haberlo visto,
lo que no era extraño con el tiempo que llevaba en castidad.
Yo seguía con los ojos cerrados cuando sentí las manos de mi madre alrededor de mi verga, y oí que murmuraba algo.
-Claro,
claro, yo sé por qué te pasa esto. Tu novia no sabe tratarte, si ella
supiera -me estaba masturbando, no podía creérmelo, pero lo peor es que
en cualquier momento eyacularía, aunque no quería hacerlo, porque no
tenía permiso de mi señora.
-mamá, por favor
-calla, hijo, ¡cómo vas a querer ser mujer con esto aquí! Mira como se pone en cuanto te toca una mujer.
-Mamá, no.
-Ya verás como te curo.
Pero mamá ya no pudo seguir, porque había llevado su boca a mi picha y se la estaba tragando. Y yo estaba cerca, muy cerca...
SEÑORA:
¡Qué
sorpresa! como lo estaba grabando, pude ver desde el ordenador, en el
salón, como lo iba depilando. Mientras estaba boca abajo, la cosa no
tenía mucho interés, pero cuando le dio la vuelta...me encantó. Se le
veía perfectamente la cara, con su pañuelo en la cabeza, y a su mamá,
también muy reconocible, extendiendo cera por su cuerpo y quitándosela,
yo creo que un poco más agresivamente de lo imprescindible. iba a tener
otra peli que no querría enseñar. Lo mejor fue cuando llegó a su sexo,
verla apartarlo para poner cera era increíble, y ver crecer su picha
entre las manos de su madre... maravilloso.
Pero la sorpresa
llegó cuando le dio crema para mitigar la irritación, por las piernas,
por el pecho, los brazos, las ingles, y con las manos cremosas, ¡agarrar
su picha y empezar a masturbarlo! di un bote en la silla. Eso sí que
era inesperado. primero pensé en lo humillante que sería para él un
vídeo en el que su madre lo masturbaba, pero cuando vi que no paraba, y
que encima se metía conmigo, también empecé a ver que sería terrible
para ella, y que de eso podría sacar algo.
Y estaba pensando
en eso, cuando la vi inclinarse y meterse la picha de andrés en su boca,
para hacerle una mamada. ¡increíble! Era mucho más de lo que había
podido imaginar. Tan importante como tener la grabación era que ellos
supieran que la tenía. Así que me decidí a intervenir.
ANDREA:
-¡Virtudes! ¡qué haces?
Mi señora entró en ese momento, mamá se apartó de golpe, y yo me quedé en puertas, otra vez.
-De rodillas, andrea.
-dios mío -decía mi madre- ¿qué he hecho?
-No
te preocupes, Virtudes. Nadie se enterará de esto, pero ahora ayuda a
tu hijo a terminar. Pero como lo haría una madre. Tócale suavemente el
pito hasta que empiece a gotear, pero muy suavemente, y paras cuando
gotee, y recoge lo que salga, que no manche.
-¿Qué dices? Eso que ha pasado, que te parece que ha pasado, fue un accidente. No voy a tocar a mi hijo.
-claro
que lo vas a tocar, como te he dicho, Virtudes, porque todo está
grabado y no quieres que en el instituto vean al profe con su picha en
la boca de su madre.
Mi madre, en estado de shock, me tocó el
capullo con la punta de su dedo, haciendo círculos, y yo volví a
eyacular como otras veces, sin sentir el orgasmo que había tenido a la
puerta.
Mi madre recogió en su mano el semen que había salido y
luego buscó algo para limpiarse, pero mi señora la agarró de la muñeca y
acercó su mano a mi boca.
-Limpia la mano de mamá, o tendrá que hacerlo ella.
De inmediato, chupé hasta dejarla limpia.
-Le
encanta chupar, virtudes. Ven conmigo al salón, mientras nuestra
andreíta se viste. Ponte solo el sujetador y la combinación, andrea, y
espera aquí, de rodillas, mientras hablo con mamá en el salón.
No
tardó mucho en llamarme. Fui para allá. Lo primero que vi, al llegar,
era una imagen fija en el monitor, de mi madre comiéndome la polla.
Tenía que haber supuesto que todo lo grabaría.
-Ya le he dicho
a Virtuditas que no se preocupe, que nadie va a ver el vídeo con mamá
depilando a su niño, masturbándolo, comiéndole su pito, ayudándolo a
tener un orgasmo fallido y dándole su leche desde su mano. Y ella, tan
atenta, se ha ofrecido a venir todos los días a hacerme la comida,
porque tú no eres buena cocinera, andreíta. Y cuando tú llegues, ella te
ayudará a vestirte, en el salón y bien grabado, para que yo vea después
la tierna escena, y se irá. Ya sabes que no tiene mucho qué hacer, así
estará entretenida. Acércate y súbete la combinación.
Con manos expertas, mi Señora me puso el aparato de castidad.
-con
esto, evitamos tentaciones de repetir eso de antes. Para ti,
virtuditas, veremos si hay un cinturón de castidad, mis chicas tienen
que ser puras. Pero todo esto me ha pillado de sorpresa y claro, no
tengo uno de esos. le he enseñado a virtuditas el vídeo de como te
vestías para esperarla, y está de acuerdo en que no son cosas que deban
ver en tu instituto, así que va a ayudarte a mantenerlo en secreto.
Despidió a mamá hasta el día siguiente.
-Tráele a tu niña uno de esos camisones que se ponía cuando tú no estabas, seguro que está encantada.
Me
puse la bata, y ese día pasó a ser como cualquier otro, en el que ella
descansaba, leía, veía la tele o hablaba por teléfono, mientras yo hacía
las tareas que me correspondían, siempre con ganas de llorar, o
maldiciéndome a mí mismo.
Mamá me esperaba al día siguiente, ya con la comida preparada.
sin
decir ni media palabra, fuimos al salón. Allí enchufé la cámara y dejé
que mi madre me fuera quitando la ropa, hasta quedar en bragas. Me puso
el camisón que me había traído. blanco, de fino algodón, de manga corta,
hasta media pantorrilla, con puntillas al final de la manga y en el
canesú, con algunos botones y un lazo arriba. Me quedaba bien, y era
poco sexy, como la bata, como el vestido.
-Ya te lo habías puesto, hijo...a?
-Sí, mamá, alguna vez que he pasado por casa cuando tú no estabas, o antes, no sé, no me acuerdo de todo...
-Vale, vale, calla,
Me lo quitó y me puso el sujetador, las medias, la combinación y la bata.
Después se fue, como haría todos los días, después de vestirme de criada para servir a nuestra señora.
Y por la noche me dijo:
-Una
mujercita como tú ha de dormir en camisón. El que te ha traído tu mamá
es perfecto. Ya comprarás más. Ahora póntelo y ven a enseñarme cómo te
queda. No, mejor, tráelo y cámbiate aquí, que tu primer camisón debe
quedar bien grabado.
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