El nuevo paso fue totalmente inesperado, pero
cuando Virtudes me lo contó, me dejó indiferente. La verdad es que ya me
daba igual lo que fuera de Andrea fuera de mi casa, con tal de que
siguiera cumpliendo con sus tareas allí y en casa de mamá. ¿Que se había
enterado la hermana? Pues bueno, me daba igual. De hecho, le di permiso
a Virtudes, cada día más brillante en la cocina, para que hiciera lo
que quisiera con Andrea mientras estuviera con ella.
-Y si le sobra tiempo en tu casa, que vaya también a hacer la de su hermana.
-Pero allí vive también Ramón, su cuñado...
-Mira,
Virtudes, andrea ya es toda una profesional del servicio. No me parece
nada mal que pruebe también a servir a un señor, no van a ser siempre
señoras. Además, es estupendo para su carrera cinematográfica verlo
servir en una casa más. Estoy pensando ya en un montaje que titularíamos
"Andrea, una criada servicial", con imágenes de la chica sirviendo en
casas distintas. Lo principal, claro, es que mi casa esté siempre
impoluta, y la de mamá.
-Por supuesto, Señora. Sólo serviría en mi casa o en la de su hermana cuando usted me mande a la chica.
ANDREA:
Puede que hasta fuera mamá la que lo provocó.
Era
un fin de semana en el que la Señora se había ido con algún amigo y a
mí me había mandado con virtudes desde el viernes por la tarde a su
casa, hasta el lunes. El sábado, mientras fregaba los cacharros de la
comida, me anunció que mi hermana, unos años mayor que yo, vendría a
tomar café esa tarde.
-¿Me permitirá cambiarme, por favor, Señora?
-Claro
que no. Estoy deseando que tu hermana te vea trabajar en la casa. ¿No
te acuerdas de cuánto se quejaba de que tú no hacías nada? Ahora verá
cuánto nos equivocamos. Tú sigue aquí, en la cocina, que algo tendrás
que hacer, hasta que te llamemos. y desde entonces, como siempre,
seremos tus señoras.
-Voy a por el café, mamá -le oí decir a mi hermana.
-No, tranquila, si ahora tengo una chica.
-¡anda, qué suerte, ya me gustaría a mí!
-¡andrea, trae el café!
Era como volver a empezar, con otra persona más.
Fui con la bandeja y me paré en la puerta.
-Buenas tardes, señoras. Con permiso...
-Pasa, pasa, andrea.
A mi hermana se le quedó la boca abierta, y estalló en carcajadas.
-¡Muy bueno! El señorito está de cachondeo.
-Nada
de cachondeo. Aquí nuestro hombrecito se ha pasado la vida, desde su
niñez, poniéndose tu ropa y la mía a escondidas, porque le gustaba. De
haberlo sabido, le habríamos comprado unos vestidos y no habríamos
tenido que trabajar nada en casa.
-¿Mi ropa?
-Toda tu ropa, incluidas las bragas, los sujetadores, los camisones.
Yo, sin decir una palabra, les servía el café, sintiendo la mira incrédula de mi hermana.
-qué asco -dijo- mi ropa interior. Y seguro que te pajeabas con ella.
-No... -quise decir.
-¡A callar! Y ahora, ya bien mayorcito, se ponía a escondidas la ropa de su novia.
-¡y lo pilló! jajajaja
-claro.
Por eso está así, si tanto le gusta vestirse de mujer, lo vestimos
siempre, y nos hace las tareas, unos días en su casa, otros aquí...
-dios, con lo vago que era, que nunca hacía nada.
-con lo felices que podríamos haber sido todas, ella de chacha y nosotras de señoras.
-¿Y no le queda en su agenda un huequecito para pasar por casa?
-Por
supuesto que sí, hija. No puedo decirte un día fijo, porque depende de
lo que su señora, que ya no es su novia, tenga que hacer, pero aquí pasa
muchos días, así que puede ir por tu casa algunas horas. Pero mira,
para empezar, si quieres, mañana puede ir todo el día y te hace una
limpieza a fondo.
-¿Y prefieres que no se entere?
-Yo? jajaja, a mí me da igual. Lo digo por él.
-Ella no cuenta. Le explicas a Ramón lo que te he contado y a él también le dará igual.
-No le dará igual. va a disfrutar como un enano.
A
la mañana siguiente, a las diez en punto, llamaba al timbre de mi
hermana. Llevaba puesta una blusa que me había dado mamá, fucsia, con
botoncitos forrados de la misma tela, con volantes en los puños,
enormes, y en el cuello, y un lazo por delante.
Me abrió mi hermana, en bata y pijama, que soltó una carcajada.
-No te cambies todavía, solo quítate la chaqueta, ¡dios! ¿y vas así a trabajar?
-No, a trabajar me permiten ir con blusas más discretas.
-Menos mal, porque creo que esto es mejor que el uniforme. ¿has traído los churros que te dije?
-Sí, señora.
-pues
nada. coge una bandeja, el café, la leche, coloca los churros en un
plato, y nos los llevas a la cama antes de que se enfríen.
Se volvió a su dormitorio y yo me quedé preparando el desayuno en la cocina.
Con la bandeja, llamé a la puerta.
-Pasa, hermanita
Remarcó bien la a final.
Los dos estaban recostados en la cama.
-¡cuñado! -exclamó ramón antes de empezar a reírse- ¿de qué vas disfrazado?
-Es mi ropa, Señor.
-¡Señor!, qué bonito. ¿Esta era la sorpresa?
-el principio de la sorpresa. Ahora te cuento. Tú, deja aquí la bandeja y ve a cambiarte y te vas a empezar por la cocina.
Salí corriendo, porque la mirada de Ramón era demasiado hiriente. Y, como había dicho mi hermana, solo era el principio.
Me
puse el uniforme rosa, el que había llevado, y me encerré en la cocina,
dispuesto a dejarla impecable para no pensar en otra cosa.
Una hora o así más tarde, apareció mi hermana con ropa deportiva.
-Me voy a correr. Ramón se está duchando. Haz nuestro cuarto y cuando él termine, el servicio. Luego sigues aquí.
Estaba haciendo su cama, cuando apareció Ramón envuelto en un albornoz.
-Así que mariquita y afeminado, vaya, vaya.
Se me acercó y agarró el uniforme por atrás, subiendo la falda casi hasta el culo.
-Tienes
que conseguirte otro uniforme para venir aquí. Uno mucho más corto. Ya
sabes que el señor siempre quiere ver las braguitas de la chica, o
tocarle, así, el culo. Dime, bonita, ¿traerás un uniforme más corto?
-Sí, sí, señor.
-A ver, a ver, date la vuelta.
Se apartó un par de pasos. Me quedé frente a él.
-Súbete
la falda... más... más... así, así tiene que ser. Si hasta tienes unas
piernas bonitas... jajaja ¿cuándo vas a venir, todas las semanas?
-No sé, señor. Depende de mi señora y de mi madre, cuando ellas me manden.
-Ah,
sí? imagínate que no vuelves, qué disgusto. Con lo que a mí me gustaría
ser un señor de esos que van tocando el culo, o follándose a la criada.
Por si acaso, solo por si acaso, yo creo que hoy deberíamos empezar una
buena relación Señor-Criada, no te parece, cuñadita?
-No entiendo...
-Sí,
claro que entiendes. Además, te va a encantar, porque a los mariquitas
afeminados os gusta hacer de mujer, y no hay más que verte.
Se sentó en la cama, se soltó el albornoz y se abrió de piernas. su polla estaba empalmada solo de pensar en lo que iba a pasar.
-Vamos,
que tengo un hermoso caramelo para ti. Además, me han dicho que tienes
que obedecer. No creo que tu hermana pensara en esto cuando me lo dijo,
pero yo solo pensaba en esto, así que obedece. Ponte aquí de rodillas,
entre mis piernas. Dime, prefieres hacerlo con las manos o con la boca.
-Con las manos, señor.
-Lástima, porque va a ser con la boca. Empieza a chupar, que no tenemos todo el día.
Así
chupé mi primera polla de verdad, la sentí entrar y salir hasta mi
garganta, la sentí crecer en mi boca, y descargar allí varios chorros
que no se me ocurrió sacar, que me tragué entre arcadas.
-Esto será nuestro secretito. Has de saber que no me ha parecido que me la chupara un tío, sino una mujercita, mi cuñada, jaja.
Más tarde, mientras les servía la comida, Ramón volvió a ponerme la mano en el culo, delante de mi hermana.
-A lo mejor tengo que hacer esto, para ser un buen señor.
-jajajaja, deja a la chica en paz, no ves que está trabajando?
-Yo creo que debería tener un uniforme más cortito, para enseñar esas bonitas piernas tan depiladas.
-jajaja, se lo diré a mamá. Que le dejes el culo, a ver si a ti también te van a ir los tíos...
-uy,perdón, es que al verla así, tío tío...
Qué
gracia me hizo oírle quejarse a mí de que su cuñado le había hecho
chuparle la picha, pero sobre todo lo que me había divertido era saber
que su cuñado quería que llevara un uniforme más corto. Mi plan de
convertirlo en sirvienta no solo iba bien, sino que además crecía solo y
se hacía más completo. Quienes lo conocían no tenían ninguna duda de
que era un mariquita afeminado. Y ahora seguro que su cuñado lo hacía
"mujer" del todo. Yo no conocía al tal Ramón, ni ganas. Un tipo que
perseguía a las criadas, incluso aunque fueran, como esta, un
hombrecito, solo merecía mi desprecio. Pero me venía bien. solo
lamentaba no tener eso grabado. Ya había decidido que pasado el verano
me desentendería de grabaciones, con las que tenía me bastaba para
tenerlo a mis pies hasta que yo quisiera. Y además, el hombre, hombre de
verdad, con el que empezaba a salir más o menos en serio, sabía quién
era mi asistenta, y le había parecido perfecto. Claro, una criada
entregada y gratis, de por vida. así que no me dio ninguna pena
entregarlo a su Ramón, y disfruté contándole lo que había pensado para
el verano.
ANDREA:
Aquel lunes,
virtudes puso en un platito el semen de varios condones, donde yo lo fui
chupando con mi lengua con la cámara a escasos centímetros, hasta dejar
el plato limpio. cuando mamá se fue, me atreví a decirle a mi señora lo
que había pasado con mi cuñado, con la esperanza de que no me dejara
volver a su casa.
-Pero andrea, cariño, si a mí me da igual lo que tú hagas fuera de aquí, siempre que no me desobedezcas. ¿Llevaste una blusa?
-Sí, señora.
-¿Y te pusiste el uniforme para trabajar?
-Sí, señora.
-Pues
entonces, todo está bien. ¿Que te folla tu cuñado? Pues tendrás que
tener cuidado de que no se entere tu hermana. Y si tu señor quiere un
uniforme más corto, yo creo que debes obedecerlo. Además, he de confesar
que me encanta que tengas relaciones con alguien además de tu mamá,
jajaja.Y si todo queda en familia, mucho mejor, ¿no crees? Mañana mismo
arreglas lo del uniforme. quiero que todo el mundo vea lo bien educada
que te tengo.
El uniforme más corto supuso ir al día siguiente
con mamá otra vez a la tienda. Pidió el uniforme más corto que tuviera,
que resultó ser uno totalmente rosa. al probármelo allí, vimos que me
llegaba casi a las rodillas. Lo compramos y nos fuimos a un
establecimiento de arreglos de ropa. allí volví a ponérmelo y la modista
me cogió el bajo, hasta dejarlo por encima de medio muslo.
El
domingo volví a casa de mi hermana, con mi nuevo uniforme. Me
examinaron detenidamente, me hicieron agachar para ver cómo se veían las
bragas, y cuando mi hermana se iba a correr, me buscó en la cocina para
decirme:
-Ya veo que has corrido mucho para ponerte el
uniforme que Ramón quería. Estás hecha una putilla, hermanita. Quién lo
hubiera dicho. Ahora te toca ser amable con Ramón, que el pobre tiene
siempre muchas más ganas que yo, así que espero que contigo por aquí, me
deje a mí un poco en paz. si fueras una mujer de verdad, te echaría de
casa, pero siendo lo que eres... no me pareces rival. Así que no temas,
que a mí no me importa si le haces alguna pajita, jejeje.
Alguna
pajita. en cuanto ella salió, Ramón me puso contra el respaldo de un
sillón, me levantó la faldita, me bajó las bragas y me violó por el
culo.
-tú y yo nos lo vamos a pasar muy bien.
Estaba terminando el curso más horrible de mi vida, y que prometía ser solo el principio de muchos otros igual de horribles.
Yo
empezaba las vacaciones un mes antes que mi señora, y en aquel julio
pude probar lo que era trabajar sin descanso como sirvienta. Me di
cuenta de que las horas que hasta entonces pasaba en el insti eran en
realidad un descanso. Tenía cuatro casas para limpiar, en las que yo lo
hacía todo menos cocinar. Y además, en dos de ellas, también era una
puta siempre dispuesta a lo que mamá, en una, y Ramón, en la otra,
quisieran. mamá me ponía sus viejos camisones, preguntando siempre si me
los había puesto antes. Ramón rebuscaba entre los de mi hermana, me
ponía lo más sexy que encontraba y me hacía su puta. en cuanto nos
quedábamos solos, yo me vestía como él quisiera, lo perseguía, lo
acariciaba, y le rogaba que me hiciera suya, por la boca y por el culo,
lo que desde luego él acababa haciendo.
Y se habían acabado mis esperanzas de ser algo más para mi señora.
Ella
me lo dejó muy claro el último día de julio, cuando me puso de rodillas
en el salón para tomar, como siempre, el semen de un tipo que ya era
casi novio suyo, y a continuación, con mamá al lado, me explicó:
-bueno,
andrea, ya casi has terminado tu curso de preparación, solo te falta
agosto. Me he ocupado de ti, me has dado mucho trabajo y grandes
satisfacciones.
Por un momento pensé que la pesadilla podría estar terminando. Un mes más, parecía.
-Desde
septiembre dejarás ya de vivir, lo poco que vives, en esta casa.
Llevaremos toda tu ropa a casa de tu madre, donde vivirás, como cuando
eras un niño.
¿de verdad me iba a dejar ir? demasiado bonito.
-Pero
no me he tomado tantas molestias para prescindir ahora de ti. Seguirás
siendo mi sirvienta, pero externa. en principio, seguirás viniendo a
hacer tus tareas aquí todos los días, al salir del instituto, como
ahora. En el insti y en la calle, como ahora, seguirás llevando blusas y
pañuelo, además de bragas y medias, y quizá sujetadores, ya veremos,
para que todo el mundo vea que nadie te obliga a nada, que eres así
porque quieres. Virtudes habrá preparado la comida, y tú nos la
servirás, a mi novio y a mí. Sí, él ya lo sabe todo. Dejarás la casa
como a mí me gusta y te irás. Unos días, antes, para poder ir a casa de
mamá, y otros días más tarde, cuando tengas que dedicar más tiempo a
ésta. El tiempo que estés en tu casa, incluidos todos los fines de
semana y fiestas y vacaciones, será Virtudes
la que decida lo que tienes
que hacer y a donde ir. Y será también ella la que decida cuando puedes
eyacular. De hecho, la llave se la he pasado a ella. No quiero saber
nada más de todo eso. Incluso el semen que te tomas será cosa suya. Suya
y de ramón, claro, jajaja. Pasado agosto, no habrá más grabaciones, ya
tengo todo lo que necesito hasta tu jubilación. Ni se te ocurra soñar
con amigos, amigas u otras relaciones. No tendrás tiempo. Y no vamos a
mencionar el tema novias o pareja. No tendrás tiempo, ni pito preparado.
Eres mía, andrea, como yo quería. Trabajarás para mí, y no tendré que
aguantarte en casa. esa será tu vida.
Se me quedó mirando, y yo sin nada que decir, porque ella tenía toda la razón.
-Y
nos queda agosto. Será el final de tu sumisión. Te vas a ir al pueblo
con tu madre, tu hermana y tu cuñado. Sin ropa de hombre. No creo que
Ramón te quiera prestar algo, con lo que le gustas con tu uniforme
corto. Te llevas los uniformes, tus blusas, tu vestido, y algunos más
que te ha preparado mamá, que son los que te valen, y alguna falda. en
el pueblo, virtudes se encargará, siempre estarás vestida de chica.
Tienes suerte, porque allí apenas te conocen. Si tienes que salir a la
compra, bien depilada, con algo de maquillaje y un pañuelo en la cabeza,
casi pasarás desapercibida. Y si te reconocen, pues nada, eres
mariquita afeminada y travesti. Ya está todo hablado: serás la sirvienta
de la casa, tu familia estará encantada. Virtudes ha prometido mandarme
algún vídeo tuyo en la calle, vestida de señorita. fíjate que de esos
no tengo nada. Pero lo mejor de todo será que al atender solo una casa,
tendrás tiempo libre, casi toda la tarde, desde que dejes todo recogido y
listo después de comer, hasta la hora de servir la cena. Y las tardes
de verano son tan largas. Un par de horitas al día sentadita a la puerta
de casa con algo de costura que te irá enseñando virtudes será
estupendo. Ya verás como te relaja aprender a bordar algo. De eso
tampoco teníamos imágenes. Y el resto del tiempo, vamos a dedicarlo a
terminar tu formación de sumisa. Las dos o tres horas que te sobren cada
tarde las pasarás paseando al pastor alemán que me ha dicho Virtudes
que tenéis por allí. Y para que veas que puedo ser generosa, te voy a
dejar elegir. Puedes vestirte como una señorita, con un vestidito, o una
falda, y pasearlo por el pueblo, o pasearlo por el patio interior que
tenéis. En este caso no llevarías ni vestido ni uniforme, sino unos
pequeños picardías que Virtudes te ha comprado. ¿qué prefieres?
No
había duda, claro, en el patio no me vería nadie, y después de los
camisones que me hacía ponerme Ramón, me daba igual ir en picardías.
Claro que también sabía que bastaba que yo eligiera algo para que
terminara haciendo lo otro.
-Lo que usted desee, señora.
-Muy
bien, pues dejaremos a mamá que elija cada día. En la calle, como una
señorita. O en el patio, como una perrita. Virtudes te ha comprado un
collar precioso. Unirán con una pequeña cadena tu collar al del perro, y
pasearás con tu picardías junto a tu macho, a cuatro patas todo el
rato. Bueno, en realidad, supongo que el macho paseará a la perrita,
daréis paseos o buscaréis la sombra, donde os tiraréis en el suelo a
descansar una al lado del otro, y estoy deseando veros beber del cuenco
con agua, o comer en el cuenco de la comida. Esas cosas las dejo a tu
familia. Habrá una cámara web de esas que emiten todo el tiempo, para
que yo pueda verte cuando quiera. No pongas esa cara, serán buenos
ratos, sin nada que hacer, solo paseando o descansando. Ya veo que te
has quedado muda de asombro. yo también, cuando leía sobre sumisos
convertidos en perros, y pensaba en ti. Me encantaría sacarte de paseo,
pero en fin, tendré otras cosas que hacer. Al final haremos una
selección de vídeos, para que puedas verte como mi perrita. Así serán
todos tus veranos, cariño, los de el resto de tu vida. Y desde
septiembre, te espero por aquí todos los días.
Dale mas quiero mas de esta historia
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