lunes, 14 de agosto de 2017

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto: Capítulo III – La Cena de Empresa (Parte II)

Autobiografía. Historia real. Memorias y forja de un cornudo casto:
Capítulo III –  La Cena de Empresa (Parte II)

Ver parte I

(He cambiado los auténticos nombres para respetar la confidencialidad e intimidad de las personas aludidas, aunque son similares a los reales)

El evento navideño se celebró en un afamado restaurante de un conocido hotel.
La planta baja disponía de un gigantesco salón tipo loft con una barra en el centro atendida por dos barmans que dividía el inmenso espacio en dos ambientes distintos comunicados entre sí, separando por un lado la zona de comidas y cenas propiamente dicha (donde estábamos nosotros atendidos por camareros de cocina) y por el otro una pista de baile tipo pub con unos reservados muy coquetos de elegante diseño situados al fondo… con unos discretos biombos en penumbra que proporcionaban cierta intimidad a los enamorados…

En el emplazamiento de cenas propiamente dicho se habían dispuesto varias mesas de entre 20 y 30 comensales cada una, para realizar celebraciones simultáneas pero independientes.

Como suponía, tras el postre, en la sobremesa bebiendo el chupito, tod@s hablaban con tod@s menos conmigo departiendo la agradable velada… mientras yo volvía a sentirme excluido… rondaban las 12 de la noche con un sueño que dormía a las ovejas cuando atisbé en el extremo contrario al que me encontraba, en los biombos, algunas parejitas besándose en situaciones explícitamente eróticas… como  buen mirón omega (sin mejor opción ya que en mi mesa me hacían el vacío, o así lo sentía yo ya que ese tipo de percepciones siempre son subjetivas) me acerqué a la barra con la excusa de pedir una copa y de paso entablar diálogo dándole el coñazo al barman que,  como profesional que cobra por ello, está obligado a soportar a clientes pelmas y plastas con anodina y previsible conversación como yo (y echaba de paso “una visual”  como el  voyeur que soy a los que se daban el lote en los reservados mas cercanos por si “pescaba” algo…)

… disimuladamente diviso una pareja a la que puedo observar mas nítidamente desde mi ubicación, medio sentado en uno de esos típicos taburetes altos que hay en la barra de los pubs…  furtivos, cómplices en la penumbra, él está  concentrado en un “ataque directo” a su entregada presa… casi puedo escuchar los gemidos de la chica que, a su vez, le mete su mano sin pudor en la bragueta abierta… al macho se le adivina un “buen” bulto, que envidia!, pero es posible??? Lo que hay en el sillón a su lado son… sí, sí!!... son las braguitas, sí!!... es un escueto tanguita negro de encaje, ultrasensual… la chica se lo ha quitado depositándolo a su lado… que tía mas buena!!... y el tipo le tiene metida la mano entre sus piernas, le agarra el chochete a mano llena… se lo estruja, se lo exprime, por su movimiento adivino que le soba la rajita de manera bestial, en sentido vertical,  le está haciendo descaradamente un dedito, una pajita allí mismo… que barbaridad, y que envidia, joder!!… por el rápido y repetitivo movimiento es evidente que le está manipulando soberbia y diestramente su botoncito, le soba su pepitilla salvajemente… ha ido “al grano” directamente, ella empieza a tener evidentes convulsiones de placer, previas al orgasmo…  

…casi puedo oler el aroma de su excitado  y humedo sexo, hmmmm, maravilloso perfume… su chumino bien lubricado para la cópula… hmmmmm, su rajita mojadita… vuelvo a sentir envidia desde mi  discreta ubicación modificando levemente mi postura para mejorar mi óptica… me muevo… adopto una posición idónea, las plantas de adorno que están a un lado de la barra en la que me encuentro me dan cobertura proporcionándome impunidad y un óptimo camuflaje que me  oculta de la zona de visión de la parejita… hmmmm, que calentón… entreveo como le vuelve a atacar sin piedad su accesible rendijita desprovista de ropa interior e indefensa al alcance de sus eficaces dedos, ella entreabre un poco mas sus piernas facilitándole la entrada al mismísimo centro de su placer… vulnerable, rendida, abandonada entre sus brazos… entrelazadas sus lenguas… ¿por qué no me pasará eso nunca a mí?... él redobla el ataque sabiendo a su presa entregada y vencida, fulmina su pepitilla con expertas y casi epilépticas caricias en “el punto exacto” sabiendo que eso la derrotará definitivamente… claudicará ante su macho…

El hombretón estaba alcanzando el objetivo preciso, arqueándose de gusto la muchacha rendida ante la eficacia de sus dedos… percibo claramente que la chica separa un poquito mas sus muslos para dejar mas expuesto y “practicable” aún su “botoncito” que erecto le palpita entre los hábiles e incansables dedos de su macho, impregnándolos con el flujo de su placer… hmmmmmmm, con el chumino ardiendole bien babosillo, ¡¡que barbaridad, Me voy a derramar aquí mismo, en la barra!!…  la muchacha comienza a tener evidentes movimientos espasmódicos, indiscutible síntoma de una irremisible corrida... en sus dedos, besándolo…
…caricias expertas al objetivo preciso, abandonándose entre sus fuertes brazos reclina la cabeza hacia atrás exponiendo aún más su monte de Venus para sentir más intensamente un salvaje final que se adivina inmediato…

…comienzan sus contracciones de placer preludio de un inminente éxtasis, se intuye un bárbaro e intensísimo climax, comienza a tener convulsiones de placer… el orgasmo de la muchacha se antoja muy, muy cercano… casi inmediato… ¿es posible que esté pasando y viendo esto a escasos metros de la mesa donde se beben los chupitos “invitación de la casa” mis compañer@s tras la cena?? Lo estoy viviendo realmente?

Empecé a sentir cosquillitas, vibraciones en mi pequeña cosita… aumentaba de tamaño… pero… en ese instante se me destrempó de golpe! súbitamente el macho se levantó dirigiéndose hacia mí como un rayo, extremo que me intimidó sobremanera encogiéndoseme al instante… ¿se habrán percatado de que los espío? Era un individuo grande, de anchas espaldas, alto, casi sin cuello, con la cabeza pegada al tronco como un jugador de rugbi…

Pero no! (respiré aliviado), simplemente ni se percató de mi presencia, ni me vió (yo en mi línea). Sin mirarlo siquiera pidió la cuenta al barman con dominio de la situación y aplomo, mientras  la chica se quedó “al punto” de correrse salvajemente… estaba claro que se iban a follar con urgencia a un lugar mas discreto… o más cómodo…

Es curioso, ¿no os habéis planteado que…?
…cuando pide la cuenta de  una consumición un auténtico varón alfa, seguro de sí mismo y triunfador es un punto más a su favor… tanto cuando levanta su mano para reclamar la atención del camarero a objeto de solicitar la cuenta, como cuando utiliza sus brazos como un inmenso manto protector sobre el que las mujeres  se acurrucan, se sienten protegidas, seguras… entregándoseles sin dudar nada mas conocerse, abiertamente, sin reservas…  un lugar en el que ellas buscan cobijo sin un mínimo reparo… las encandilan, es como si los alfa llevaran puesto un letrero de neón en la frente con la palabra “inseminador disponible” siendo irremediablemente atraídas como insectos a un foco de luz en una noche cerrada.

Con elevado y prepotente tono de voz, con sobrada propiedad, el alfa requiere al camarero que lo atendía que solícito responde… presto, servicial… ese total dominio de la situación  me es sobradamente conocido…   
…pero cuando soy yo quien pide la cuenta no paso de “pagafantas” al que como mucho la eventual acompañante le dice “gracias Kino, eres tan bueno” (e inofensivo… añado)

Entretanto la chica estaba componiéndose el vestido bajando un poco la falda que tenía algo descolocada tras el “certero” y fiero ataque erótico sufrido (y gozado) en su chochete…. cogió su tanguita discretamente guardándolo en el bolso sin dilación con un solo gesto, se levantó como si tuviera un muelle,  encarando con presteza la puerta de salida mientras él abonaba el coste de la consumición… estaba claro que necesitaba ser penetrada urgentemente… que  ansiaba apremiantemente una buena y caliente polla en sus entrañas, bien dentro, un buen polvo a la mayor rapidez…

…su coño tendría que estar ardiendo con la rendijilla encharcada, chorreante… su clítoris caliente, palpitante, erecto… Hmmmm… para alcanzar la puerta, la fogosa chica, había de  pasar cerca de mí y… yo sabía que no llevaba bragas con su rajita accesible y jugosa, excitada… imaginaba cómo sería… vestido cortito de una pieza negro… caliente… mojadita… a punto para la cópula… hmmmm… al menos yo podría oler el aroma de su placer al pasar tan cerca… sí… qué buenos melones!… ¡¡como echaba de menos no estar en mi cuarto para cascármela!! …me remuevo nuevamente en mi asiento que aproximo subrepticiamente, como un mal buitre, cuando noto que pasa a mi altura para captar su fragancia de hembra lúbrica… fogosa…

Pero no… dios!! Cuando pasa a mi lado casi rozándome… era mi mujer, joder, joder, joder…!!! No, no, no puedo creerlo… pero… Sí, sí, sí… definitiva y decididamente era ella, mi mujer… era ella sin duda… pero cómo puede pasarme esto??? …ahí va, con el mojino  chorreando y cachonda como una perra en celo en manos de un macho alfa que se la llevaba fuera para meterle un buen pedazo de nabo, …delante de mis narices!!, estaba pasando por delante de mis narices para hartarse de follar con el tipo mas impresentable y avasallador que  pueda imaginarse…  ¡Pero si cuando salí la dejé en casa!, ¡pensaba que estaba allí!…  no era posible!... y con mi empresa al completo delante!!
... y con tod@s mis compañer@s de trabajo a escasos cinco metros… joder! Joder! Se puede ser mas cornudo? caer mas bajo? Se pude se mas desgraciado y zafio que yo?

¡Por eso me sonaba el aspecto del individuo ese!… ¡era su compañero de trabajo!…
Él respondía al perfil de típico de supermacho alfa, fanfarrón, prepotente, farolero, seguro de sí mismo con un ego que trascendía cualquier frontera imaginable por lejana que ésta fuera…
Sí, cuando la ví a ella recordé quien era él, lo había visto un par de veces en su empresa, un tipo que me caía como el culo, verdaderamente antipático y repulsivo… era él quien se encargaba de “trabajar” a mi esposa, de ponerle el chochete bien baboso, de “darle”  lo que mi ínfimo e inútil miembrito no era capaz de “ofrecerle”… esa noche la había puesto a mil antes de follarla apasionada y desenfrenadamente frente a mí… la había  “calentado” hasta hacerla chorrear de gusto ante mí, delante de mis ojos…

La habilidad de desaparecer que perfeccioné en la escuela para  evaporarme jamás me fue mas útil que en ese instante… con una brusca contorsión  me volví sobre mí mismo clavando la cara sobre mi copa… mi aspecto gris, normal, anodino, del montón, que no sobresalía por nada hizo el resto pasando desapercibido para ambos… había vuelto a ser invisible.
En un segundo me retrotraje a mis primeras etapas de sometimiento en el colegio, a mis primeras tortillas y picahuevos… asumo nuevamente mi condición de omega… si ese es mi sino, pagare fantas… y pagaré un taxi de vuelta… cueste lo que cueste, he de huir, rápido!!…

Azorado, avergonzado… sin dar pie con bola, nerviosa y atropelladamente solicité la cuenta de mi cena mas la copa a mi improvisado amigo-barman del momento abandonando precipitadamente el local sin despedirme de nadie, trastabillándome, en shock, ultrajado, abochornado… tremendamente humillado…

Tras coger el taxi (que me costó mas que la cena) ansiaba sentirme de nuevo en casa, bajo la protección de mi dormitorio… y mi porno… refugiándome en el regazo de mi inestimable amiga la paja…  mientras lloraba amargamente de impotencia y humillación, de dolor por constatar lo que hace mucho tiempo sabía pero mi innata cobardía me había impedido ver.

Bien sabía que etaba poco dotado y mi virilidad era más que cuestionable y menguada, con unos genitales poco desarrollados,  nada eficientes, pero eso no era todo, a lo físico había que sumar lo anímico, mi carácter pusilánime y cobarde incapaz de competir contra los alfa.

Lo asumí desde la escuela, solo así se explicaba que no fuera capaz de afrontar mis problemas y traumas sexuales con mi mujer, con lo que a pesar de que me percatara desde los primeros momentos que tenia todas las papeletas para ser un buen cornudo,  jamás intenté remediar la situación ni le dije nada a mi esposa para solventar el tema. Simplemente me escondía y rehuía la conversación aceptando la situación y las consecuencias que la misma implicara (entiéndase cornucopia) ya que estaba claro que era incapaz de cumplir mis deberes maritales ni de pareja en ningún aspecto era natural ser corneado, era lo lógico.

…en ese instante se me hizo mas patente que nunca que teníamos una especie de acuerdo tácito sin contrato explícito del que todos somos conocedores, somos partícipes y sabedores pero nadie lo verbaliza… es lo obvio cuando ella se arregla y no vuelve hasta el día siguiente sin que yo sea capaz de reclamarle lo más mínimo, es evidente que con mi menguada hombría no tengo derecho a nada, solo a portar unos dignos y voluminosos  cuernos, que cuido y mimo cada día, aumentando su grosor y mimando sus dimensiones.

Cuando me cruzo con sus machos alfa los reconozco, detecto  a los que han pasado por la vida de mi mujer (que la han complacido y satisfecho, no como yo) porque me miran con una medio sonrisa ofensiva de prepotencia, suficiencia y socarrona sabiendo que se han follado bestialmente y a base de bien a mi mujer. Da igual si los que se la han metido son compañeros de ella o míos, amigos muy allegados de ambos o desconocidos, yo solo bajo la mirada e intento escapar, soy buen conocedor de que ellos tienen razón y lo saben,  ya que hacen a mi mujer alcanzar orgasmos realizándole el “trabajo” que yo jamás he sido capaz de cumplir, así que solo me queda  agradecerles interna y eternamente el favor que le hacen a mi señora (y a mí, aunque me duela), proporcionándole lo que “necesita” y “atendiéndola” como se merece, ya que ella es la que tiene que sufrirme y padecerme. Ante ellos, solo me queda agachar mis cuernos, humillarme y reconocerles calladamente “los servicios” prestados a mi espsoa.

Capítulo VI. II – Un buen par de buenos cuernos II – La Jubilación.
Especialmente crueles y ultrajantes recuerdo unos cuernos singularmente dolorosos para mí que aún me atormentan
¡y la forma en que me enteré que los portaba, ignorante de mí como buen cornudo!

Era la comida de jubilación de un compañero de mi mujer, Eduardo, normalmente a los actos sociales acudía sola prescindiendo de mí (ni siquiera me hablaba), pero en esta ocasión el homenajeado era muy cercano y conocido de ambos de hacía muchos años, así que me ordenó que tenía que acudir con ella, básicamente por aquello del “qué dirán”.
En un acto de este tipo ya se sabe, trajes, chaquetas, corbatas, mujeres con sus espectaculares vestidos de marca, cada uno con sus mejores galas en el más reputado gastro-restaurante de la ciudad.

Habían dispuesto una única mesa que acogía a unos 40 invitados. A la hora de ubicarnos, mi mujer se sentó en la esquina más alejada a la mía (era la tónica normal), entre dos obvios machos alfa de pulcro aspecto  e impecable presencia que paulatinamente se le iban pegajosamente aproximando…  ella parecía responder encantada… halagada, desplegando ampliamente sus armas de mujer, su simpatía y seducción, justo lo contrario que hacia conmigo… ciertamente mis cuernos iban a ser nuevamente cultivados, regados y abonados para crecer unos cuantos centímetros esa velada.

A mí me sentaron, como es costumbre por mi ausencia de espíritu y mi cargante carácter, por mi conversación aburrida y plana, junto al conserje del edificio. Paco era un hombre llano  de unos sesenta y pocos, achaparrado pero musculado y fibroso, muy de campo que apenas sabía expresarse. Un destripaterrones desertor del arado y urbanita reciclado. Siempre que tenía ocasión aprovechaba para irse a un pequeño terrenito que tenía a unos 20 km. hacia el interior, cultivando hortalizas y frutas para consumo propio…  completaba sus ingresos trabajando a media jornada en la ciudad, en el edificio de oficinas de mi mujer. Poco instruido, muy básico, primario en sus formas (y en el fondo), con una ceja… apenas sabía expresarse…

Era el responsable del mantenimiento en el módulo de mi señora, disponiendo de un cubículo de aluminio acristalado prefabricado en la espaciosa entrada del complejo de oficinas. Él estaba siempre en esa especie de pecera, limitándose a saludar protocolariamente a la gente que trabajaba allí cuando pasaban por la entrada en la que se encontraba ubicado…  

Estábamos en el segundo plato de la celebración y bebido algunas copas, cuando sin tacto ni conmiseración, Paco espetó a pleno pulmón:
“¿sigues sin darle caña a tu mujer?, yo ya se lo he dicho, que siga viniendo al casetón cada vez que necesite “comía”, JOJOJOJO…  que allí siempre tendrá “algo caliente”… y duro, coño!!! JOJOJOJO… acompañando la ordinariez con una sonora e impactante palmada en mi espalda que casi me hizo clavar la cabeza en el plato… y que sonó como un cañón!!

Algunos matrimonios presentes escucharon el exabrupto extemporáneo y altisonante de Paco y cuchichearon entre ellos… llegando hasta mis oídos algunos comentarios…
“este tipo de bromas no me parecen ni graciosas ni procedentes…”
“¿que individuo mas basto, quién le ha invitado?” susurró otra pareja
Como siempre yo no dije nada… solo callé fijando la mirada en el plato que tenía delante….

El problema es que no era una broma… es que no sabían que Paco llana y espontáneamente se limitaba a verbalizarlo, exponiendo sin tapujos ni ambages la estricta y cruda realidad…

Aquel día, en la soledad y oscuridad de mi cuarto, tirado en mi cama lloré amargamente como nunca la humillación y vergüenza sufridas, la sumisión padecida no provenía de un cuidado alfa elegante, acaudalado, bien perfumado y dotado, sino de otro omega como yo, circunstancia que me devolvía a mi penosa y cruel existencia… a la obviedad de que no hacía falta ningún alfa o atractivo supermacho para que mis astas y mis cuernos adquirieran un tamaño legendario y épico, solo se requería que se pusiera dura una polla para que mi mujer supiera donde “enfundarla” y “acogerla” sin discriminación…

Los pensamientos me mortificaban… me martirizaban imaginando que el mismo Paco debía jactarse públicamente de haberse follado a mi esposa (como hizo en la comida de jubilación ante mí… seguramente entrando detalles mas escabrosos en lugares de menos etiqueta)… o podría presumir de follársela en el futuro cuando le viniera en gana…

…es decir, solo se necesitaba un “rudimentario Paco” con una rústica y dura polla rural en su sucio cuartillo de los trastos y escobas de la oficina (la antítesis del erotismo y el romanticismo) para engrandecer mi  leyenda de complaciente cornudo consentidor… y follarse a mi señora.
                                               (continuará)

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