Mi Esposa Lourdes
Capitulo I
Recuerdo
que esa tarde estaba en el patio de nuestra casa tendiendo la ropa que
acababa de lavar, básicamente la ropa de mi esposa Lourdes, pues la mía
la lavaba casi siempre donde su madre, mi suegra, a quien le tengo un
gran cariño, pues ella es quien pasa la mayor parte del tiempo conmigo y
me ayuda mucho con mis labores. Sentí el llamado de Lourdes y de
inmediato acudí a su habitación, sí, su habitación, aquella que solía
ser la nuestra, aquella en la cual conocí el sexo por primera vez en mi
vida, ya que mi esposa ha sido la primera, única y última mujer con la
que he estado, pues hace un tiempo que no me permite tener algún tipo de
contacto de tipo sexual, lo cual no me parece que esté mal, ya que me
ha dicho que es mejor que yo no tenga orgasmos pues hace bien a nuestra
relación marital. Sigo siendo su esposo y nos queremos pero ella ha
decidido que por el bien de los dos es mejor que mi pequeño pene éste
siempre guardado de cualquier tentación y a salvo de orgasmos y
erecciones en una jaula de castidad de la cual ella conserva
las llaves y me permite salir muy pocas veces. El motivo de su llamado
era porque había contactado con la persona que maneja un blog de Control
de Castidad para ayudarme a permanecer de esta forma y recibir
orientación para nuestro matrimonio. Allí le informaron que una de las
formas en que podríamos llevar mejor nuestra forma de vida es un curso de empleada del hogar que tenían allí y Lourdes me inscribió en él para
que dedicara unos minutos diarios para aprender todo lo relacionado con
el cuidado del hogar. Un buen regalo de mi esposa, ya que el acceso a
este curso es restringido y solo se puede entrar por invitación expresa
del blog de Control de Castidad y me ayudará bastante para que ella esté
feliz y yo pueda hacer mis labores ahorrando un poco de tiempo y tal
vez tener algunas horas libres para regresar al club de tenis al que no
he vuelto, pues mi esposa me dice que debo dedicarme a las labores del
hogar y no debo desperdiciar mi tiempo con mis amigos.
Quiero
contarles como comenzó toda esta historia, hace un tiempo yo tenía mi
empleo y Lourdes también tenía el suyo. Yo no ganaba tanto dinero para
mantener nuestro hogar y Lourdes me ayudaba con los gastos pues ella
ganaba más dinero que yo. En ese entonces debido a que no nos alcanzaba
el tiempo para mantener la casa en buen estado, las labores del hogar
las cubríamos con una empleada que pagaba Lourdes de su dinero. No
tenemos hijos y mi suegra Dolors nos ayudaba con la supervisión de la
criada mientras nosotros estábamos trabajando, ella había enviudado
hacía poco tiempo y permanecía sola en su casa, por lo que nos visitaba
constantemente en la nuestra, teniendo bastante influencia en las
decisiones de Lourdes sobre nuestro hogar, algo que de ninguna manera me
molestaba pues siempre me he dejado llevar por mi esposa en casi todo
lo que corresponde a nuestro matrimonio. Dolors es una enfermera ya
retirada y como dije ahora vivía sola en su casa, es una mujer muy dulce
y cariñosa, casi como una madre para mí.
Yo
soy una persona tímida y con un carácter débil, al contrario de Lourdes
quien es bastante dominante en el sentido de tomar ella las decisiones
en casi todo. De esta manera no teníamos demasiados disgustos, pues yo
estaba conforme con tener poca responsabilidad en lo que se refiere al
manejo del hogar e incluso en el dormitorio me dejaba llevar por sus
caprichos y gustos.
Los
grandes cambios que han ocurrido en nuestro matrimonio comenzaron
cuando yo fui despedido de mi trabajo y me ví enfrentado a la
posibilidad de tener que depender, ahora sí totalmente, de las
decisiones de Lourdes, quien al principio de esta situación me alentó a
buscar un nuevo empleo, pero con el pasar de los días, fue haciendo
algunas modificaciones a nuestro diario vivir. El primero de ellos fue
despedir a la criada y asignarme algunas tareas en la casa pues yo tenía
tiempo suficiente para mantener nuestra casa limpia y ordenada para lo
cual le pidió a Dolors que me enseñara a hacer todo lo que hacía la
criada. Día a día aprendía alguna labor nueva, y día a día tenía menos
tiempo para hacer las cosas que me gustan, una de ellas, la que más
disfrutaba, ir al club de tenis con mis amigos.
La
inscripción en el curso de empleadas del hogar me abrió una nueva
oportunidad de tener un poco de tiempo libre y la esperanza de poder
regresar con mis amigos al club.
Continuará...
Redactado por Andy.
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