jueves, 1 de diciembre de 2016

Feminización del esposo

Desde tiempo inmemorial, muchos hombres tienen interés especial en probarse ropa de mujer
en algún momento de sus vidas. Algunos lo hacen en privado, otros por curiosidad, otros de forma periódica, por gusto, etc.
Hay quienes tratan de disimular su interés aprovechando excusas como el carnaval, un evento de disfraces, o similar.

La mayoría de los hombres normalmente no sienten un deseo irrefrenable de repitir de nuevo la experiencia. Pero hay algunos que sienten una extraña fascinación o atracción por esas prendas de ropa interior femenina. Progresivamente, van repitiendo las ocasiones en que las pruebas, y poco a poco, se convierte en una obsesión poderosa que no pueden controlar. Es como un vórtice ineludible en el que poco a poco les atrae y sin darse cuenta de repennte se está comprando ropa interior femenina. Y eso a pesar de los sentimientos de culpa y vergüenza que a veces pueden sentir.
En última instancia, esos sentimientos de culpa y vergüenza se convierten en parte de la vida. Es casí como una droga adictiva, que necesita más y más cada vez.
Así, hasta que un día te encuentras a tu marido de rodillas con tus medias, tacones, peluca, sujetador, su pene enjaulado, lápiz de labios, vestido con ropa de mujer.
Él siente un verdadero sentimiento de sumisión y deseo de feminización...y quiere ir a más.


Él ansia que le hagas un pegging, mientras su pene está seguro e impotentemente encerrado en la jaula de castidad, disfrutan de sentir la sumisión y los sentimientos más intensos se mezclan con una sensación de

feminidad.
Por misteriosos que sean algunos de esos sentimientos, también son poderosamente excitantes. Esto es lo que desea mientras sientes que estás atrapado siendo un hombre no masculino para su señora. La realidad es que las fantasías de los esposos a veces salvan matrimonios.

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