lunes, 18 de julio de 2016

Continuación del juego de la moneda.

6 de julio. Él llegó del trabajo y me saludó de la manera habitual, besándome entre mis muslos. Se ganó una tirada y fué cara. Luego lo sobé y se la chupé un poco antes de encerrarlo en la jaula.

7 de julio. Otro día de rutina para nosotros. Me comió cuando volvió del trabajo, haciéndome correr y ganándose su tirada. Cruz. No sé por qué no pense en esto antes, pero descubrí una técnica de castidad hecha en casa. Tengo cordones de zapatos, y se me ocurrió atarlos alrededor de su pene...mientras aún tiene su ropa interior puesta! se crea un pequeño paquete muy apretado que impide tener una ereccion. Me divertí esa noche con su bulto de algodon.

8 de julio. Llegó nuestra cita para el masaje para los dos. Cuando él llegó del trabajo, le dejé que empezara conmigo como siempre lo hace, dejanndome muy mojada, pero lo corte antes de correrme. Otra vez, me sentía nerviosa por el evento que venía, y necesitaba esa motivación libidinosa para que me ayudara a sobrellevarlo. Le dije que tenia un plan, y fuimos a cenar. no sé quién ceno más rápido, si el o yo. Luego nos dirijimos a nuestra cita, pero no le dije nada a él para que fuera una sorpresa. Cuando llegamos, había dos mujeres asiáticas, de mediana edad detras del mostrador (lo siento, no pregunté sus nacionalidades, para aquellos que quieren que sea mas especifica). Ninguna estaba sorprendida, ambas eran atractivas cada una a su manera, cuando nos vieron entrar como pareja, nos indicaron que necesitaban un momento, y a traves de la puerta entreabierta que daba al pasillo, pudimos ver como movian unas mesas y camas. Teniamos una cita, pero aparentemente no estaban preparadas. Después, mientras una terminaba los preparativos, la otra vino a cobrarnos los masajes, y sin más, nos llevó a nuestra habitacion para masajes. Ya yo conocía el procedimiento, y me desvestí, y me acoste boca abajo desnuda. Mi esposo se acosto igualmente boca abajo, cubriendo su trasero con la toalla que encontro en su cama, la toalla en mi cama debia dejarla doblada hasta el final. Las dos chicas entraron, una llevando una jarra con agua, y la otra con un tazón, el cual usaban para enjuagar sus manos. Mi masajista usó la toalla en mi cama para secar sus manos, y la masajista de mi esposo tuvo que decir "disculpe" mientras retiraba su toalla para secar sus manos, dejando su trasero desnudo. Igual que la otra vez fueron directo al masaje, sin cremas ni aceites, u otras cosas. Como la otra vez, mi masajista fué pasando lentamente de un masaje regular en mi cuerpo desnudo a un eventual masaje erótico en mis zonas erógenas. La masajista de mi esposo era muy experta y eficiente, manteniendo su masaje dentro los parametros profesionales. Nos indicaron que nos dieramos vuelta, y siguieron con el masaje, mi masajista tomando ventaja de mi humedad producto de mi excitación por el masajista de mi esposo sin duda, no pudo ignorar la rigidez de su erección, pero sin duda algo a lo que debe estar acostumbrada en su profesión, mantuvo la compostura y la profesionalidad de su masaje. Observe a mi marido como me miraba, y como mi excitacion me llevaba a correrme en la mesa de masajes, tratando de mantenerme tranquila. Los labios de mi marido se debatian entre incredulidad, envidia o quizás deseo, pero sea lo que sea, estaba encendiéndome. Me corrí por él, y él seguía en negación. y no habría tirada, ya que no fue él quien me hizo correr. Ya en la casa, después que procesara lo que acababa de ver, mientras le proveía un poco del masaje que él se perdió entre sus piernas. Le anime a que compartiera conmigo todo lo que sintió en esos momentos, sus sentimientos, todo recompensado con un poco de provocación. Como esperaba, tenia sentimientos encontrados, pero el sentimiento principal era el de excitación al verme correrme antes que él. Lo provoqué y lo llevé al limite muchas veces, asegurandome de que esta experiencia fuese positiva y estuviese cargada de mucho placer. Eventualmente lo encerre en su jaula, para que pudiera dormir en su baño de hormonas y procesara el dia.

9 de julio. Ninguna sorpresa mi esposo tuvo un sueño humedo. Le dejé la jaula y le dije que no se duchara, para que su semen seco se le pegara a sus vellos púbicos, y le recordara de que el único alivio lo podía lograr en sus sueños. Después de que me duchara, él queria hacerlo conmigo,  era su forma de mostrar su gratitud por toda la pasión. Me sente en el bidet, y deje que me besara en mis partes hasta un orgasmo placentero. Una cara bien ganada. Le dije lo mucho que lo amaba, y le dí un beso en la punta de su jaula, y me fuí a vestir. Él pareció disfrutar nuestro masaje, pero cómo se habria sentido si mi masajista hubiese sido un hombre?

10 de julio.  Despertamos, y yo inicie nuestro sexo. Empecé con besos cariñosos, y luego me senté en la cara de mi marido. Me chupó y lamió mientras masajeaba sus bolas, con su pene aún encerrado. Después de que me hiciera correr, necesitaba que me abrazara, y me recoste con él, mi cabeza en su pecho, mientras conversabamos de cosas importantes que pasaban por mi mente. Nos quedamos un rato acostados. Cruz, por cierto

11 de julio.
Llegó del trabajo muy cansado. Deje que me besara un poco para mantener nuestra rutina, pero despues fuimos a cenar. No sucedió nada más esa noche.

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