viernes, 27 de mayo de 2016

La práctica del control de la castidad para profanos.

Lo que podría parecer una práctica medieval, hoy día para muchas parejas es un juego sexual altamente excitante. Se trata del control de la castidad masculina.
La palabra en sí suele causar sobresalto, sin embargo, al ponerla en práctica, muchas parejas experimentan un mayor disfrute de sus relaciones sexuales.
La dinámica es sencilla. El hombre no se puede masturbar sin el permiso y autorización de su pareja. A veces a este juego se añade por morbo el uso de un dispositivo que imposibilita la erección y una llave que lo abre y lo cierra que permanece bajo la custodia de la mujer, para ser utilizada cuando ella desee “liberarlo”. El uso del dispositivo es opcional.
¿Que cómo consiguen placer? La clave está en la expectativa.
Testimonios en Internet de hombres que se han atrevido al juego del male chastity, como le conocen, apuntan a que la incertidumbre que les crea depender de la voluntad de su pareja para liberarlos del cinturón de castidad aumenta su deseo sexual y, una vez despojados del instrumento, alcanzan altos niveles de placer durante el coito.
Otra forma en la que sienten placer es privándose de llegar al orgasmo justo después de haber sido “liberados”.
Aunque suele parecer contradictorio, lo cierto es que esta última también es usada en las prácticas femdom, que en términos generales se acopla bien este juego porque además está fundamentado en el dominio que ejerce la mujer –al poseer la llave y decidir cuándo usarla– sobre su pareja.
Precisamente, esa privación de placer es la que les causa el placer, por el cúmulo de energía y libido exacerban la fantasía y el deseo del encuentro íntimo.
Está establecido que si un hombre no tiene relaciones sexuales por cierta cantidad de tiempo, cuando tiene la oportunidad de tenerla, está más eufórico, más deseoso de tenerla.
Sin embargo toda dinámica sexual que implique dolor físico, profundo, no es saludable y podría catalogarse como algún tipo de parafilia sexual. El problema de estas prácticas eróticas radica en que las personas tienden a volverse más resistentes al dolor.
Siempre uno tiene que buscar que la sexualidad sea responsable, sana y saludable para que pueda ser disfrutada a plenitud. Aún existe en nuestra sociedad un alto grado de tabú en los temas sexuales.
El ser humano nació con las herramientas necesarias para poder practicar su sexualidad sanamente y el control de la castidad es una práctica más.

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