lunes, 1 de junio de 2015

El control de castidad sin cinturón de castidad es posible.

La vida real del marido viviendo en castidad, sin llevar ningún tipo de cinturón de castidad y vivir la negación de su orgasmo. Mi esposa y yo hace 10 años hablamos largo y tendido sobre nuestros intereses sexuales y el tema de la castidad y su control. Ella se mostró reacia a que yo me pusiera ningún dispositivo de castidad ni nada que se le pareciera. Ella me quería disponible y libre en todo momento. Ella aceptó muy, muy en serio el tema de la negación orgasmo. Ella veía que después de tener un orgasmo me sentía muy agotado y le hacía poco caso. Así que llegamos a un acuerdo, en el que los dos cumpliriamos con aquello que nos gustaba, yo no podía masturbarme, pero era libre de hacerlo, sólo que ella no me lo autoriza, y yo acepté y le dí mi palabra de no masturbarme nunca más sin su expreso consentimiento. Ella por su parte se encargaría de controlar mi orgasmo, más bién de negar mi orgasmo. Si yo hablaba en serio en que quería estar en castidad, lo debía hacer sin ninguna ayuda de un dispositivo de castidad. Yo le cedí a ella la autoridad sobre mis orgasmos y la prioridad sería su placer no el mio. Este acuerdo dió un giro considerable en nuestras relaciones, y pasamos de una época donde los coitos se acababan con mi eyaculación a un tipo de coitos muy excitantes y también fuertemente frustantes pero muy intensos, donde ella era el centro de la relación sexual. Incluso estableció que no podría penetrarla nunca, sólo cuando ella me lo pidiera expresamente, ni siquiera se lo podía proponer, era como si llevara un cinturón de castidad imaginario. Ni siquiera me daba sexo oral ni nada. El giro fué increíble y muy emocionante y difícil de cumplir pero cumplí. La sensación de frustración sexual era increíble. Y mi pareja recibía todas las caricias y ella estaba contenta! Con el tiempo ella empezó a distanciar en el tiempo las veces en que yo la podía penetrar, siempre con preservativo, luego me pidió que llevará una funda para penetrarla, así apenas podía sentir nada y podía aguantar más sin eyacular, luego la penetraba con el arnés hueco sin mi pene. Estuve de acuerdo en esto y pasé a tener encuentros sexuales con ella siempre muy frustrantes para mí, pero increíblemente emocionantes para ella. Casí cada noche es atendida por vía oral, ella muchas veces sin hacer nada más que dejarse hacer. A esto se añaden masajes contínuos, besos y carícias. Ella me preguntó si yo estaba preparado para comprometerme más con ella y le dije que yo lo estaba. Entonces ella me pidió que redactara un contrato de castidad en el que me comprometa por escrito a no masturbarme nunca y a tener un orgasmo sin su permiso y que nunca iba a preguntar, insinuar o sugerir que me gustaría tener atención sexual suya, yo estaba de acuerdo en que yo nunca le haría ninguna demanda de cualquier tipo sobre el sexo a ella. En cierto modo, más que su marido, yo iba a ser su asistente, y no su amante, excepto cuando ella lo requiriera. Y por último, también estuve de acuerdo con la condición de darle a ella autoridad exclusiva y total sobre mis orgasmos y la liberación sexual y que iba a acatar sus normas sin duda. Después de la firma, ella me dio las gracias por hacerme comprometido con ella y entonces ella me dijo que ella iba a explicar algunas de sus políticas para mí en el tema del sexo. Explicó que desde que la firma del contrato, ella ya nunca me permitirá penetrarla ni a ella ni por supuesto a nadie. También me explicó que ella no tiene ninguna intención de darme una mamada y que no iba a permitir que ni yo ni nadie me la realice a mí tampoco. Ella me preguntó si me gustaría hacer cualquier pregunta. Pensé un momento y le pregunté acerca de todas las restricciones a mis actividades sexuales y orgásmicas y cómo o cuándo iba a tener permitido tener un orgasmo. Dijo que es un muy buena pregunta, porque justo la respuesta la tienes escrita en el contrato que has firmado. En realidad yo no tenia manera de tener un orgasmo hasta que ella lo dispusiera. Ella además dijo que en el contrato no hay ninguna disposición para que yo tenga un orgasmo. Yo le dije que no estaba seguro de esto, pero ella dijo que firmé todos los contratos dispuestos y entonces ella dijo que tenía que admitir la idea de que esto era un giro. Tuve que estar de acuerdo con ella. Me preguntó si sería capaz de servirla con honor y le dije que sería un gran honor servirla. Bueno, ya han pasado varios años desde la firma de ese contrato y he tenido algunos orgasmos con penetración cuando ella me lo pide peró han sido muy pocos mis orgasmos, menos de uno al mes. En todo este tiempo no me he masturbado, me he controlado a pesar de estar en un constante estado de excitación, notando siempre como si estuviera a punto de eyacular. Es una sensación muy extraña, muy frustrante pero muy excitante. He de reconocer que me gusta mucho y a mi pareja también. Ella siempre está diciendo cómo mi estado de forma permanente casto le asegura que yo siempre voy a saber quién está a cargo. Una vez al mes, la señora me da un ordeño de próstata para mantenerme saludable. Yo siempre estoy disponible para servir a ella ya que tengo la esperanda de una inesperada solicitud de ella para que la penetre, me lo tengo que currar. Y es un placer hacerlo. A veces incluso me ha dado sexo oral y es una experiencia increíble, por la intensa excitación de lo inesperado. Lo que más me cuesta es poder adaptarme completamente al hecho de que nunca voy a ser autorizado para alcanzar el orgasmo, pero la señora hace un buen trabajo de mantener este interesante y excitante para mí.

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