miércoles, 18 de marzo de 2015

Relato. Servicio en castidad. José. CAPITULO 1

María se acerco al espejo al tiempo que daba dos palmadas al aire.En la cocina, José escucho la señal de una de sus amas y salio corriendo a obedecerla. Entro respetuosamente con la cabeza agachada y silenciosamente se colocó cerca de María quien, sentada frente a su tocador, se dejo quitar las prendas, aretes,anillos,cadenas y luego, levantándose se dispuso a dejarse desnudar por su sirviente. José estaba recién empezando su servidumbre y su nerviosismo era evidente. Había sido contratado apenas unos días antes y se sentía inexperto y poco preparada pero con enormes deseos de estar a la altura de sus dos Señoras, una de las cuales estaba ahora observándola atentamente mientras primero le quitaba la chaqueta elegante,luego la blusa, luego,cuidadosamente los zapatos rojos de tacones, agachándose para seguir con las medias, ligueros, su falda arriba de la rodilla y así,dejarla en brasier y tanga rojos.
Deja los nervios, José, debes aprender a servirme sin titubeos le espetó María al ver los ademanes algo torpes al quitarle las medias provocando que se hiciera leve rasgadura en una de ellas.  Si, Señora, discúlpeme, no se repetirá. Acercate! Plas! Plas!Un par de cachetadas retumbo en el elegante cuarto alfombrado, con enorme ventanal hacia las colinas y edificios circundantes. El sirviente más apenado que dolorido, agacho la cabeza, rojas las mejillas con dos pequeñas lagrimitas rodando y una sensación de humillación que para él debería ser su constante en muchas situaciones similares.

Soltando la bella cabellera antes anudada, José trajo un cepillo y a una seña de María, se dispuso a peinarla suavemente sin poder evitar observar su maduro y esbelto cuerpo solo cubierto con los rojos interiores. Sentada ante su tocador, mirando José, María oculto una sonrisa de satisfacción dejándose servir mientras pensaba que había valido la pena aceptar al marido de su amiga Ana para cubrir el puesto de sirvienta que necesitaba. Como no quería un hombre, ellas acordaron que estaría a prueba y que mientras estuviera en su casa debía llevar un dispositivo de castidad para evitar tentaciones y servir como una interna. Su horario sería de lunes a sábado, y sólo libraría el fin de semana a partir del sábado a las seis de la tarde hasta la noche del domingo. José hacía años que se encontraba sin empleo, lo que se dice sin oficio ni beneficio. Ana sabía que María tenía una interna que había tenido que marchar a su país por motivos familiares y estaba buscando una substituta, así cuando María le preguntó si conocía a alguien de confianza pensó en su marido en paro. Pero María vivia con su amiga Claudia y no querían un hombre en casa. Les costó aceptar, pero ver si no aceptaba Ana, impusieron ciertas condiciones, para no decir que no, y así hacer el favor. Ellas querían una sirvienta mujer y si José entraba en su casa debía comportarse como tal.
Ellas aceptaban a tener a su servicio doméstico a un hombre maduro, pero iba a estar siempre vestido de mujer como la anterior sirvienta que tenían, debía llevar incluso peluca y ser lo más aparentemente mujer y femenina que le resultará posible, por eso impusieron un periodo de prueba. El trabajo doméstico que ellas requerían necesitaba una disponibilidad a tiempo completo a lo largo de la semana, de cierta cultura, de buenos modales y excelente escritura y dicción.
José debía de expresarse, y dirigirse a ellas, con un respeto y una actitud sumisa de forma muy natural hasta el punto que no tuvieran necesidad de remarcarle ciertas cosas obvias como no mirarlas directamente, responder solo si era preguntada y no hacer ni decir nada sin su permiso, ni levantar la voz, ni hacer ruido. Para las dos señoras era muy obvio que estaban ante un hombre que substituía a la sirvienta que ambas tenían y necesitaban que fuera de confianza.
Acordaron con Ana que estaría a su servicio personal a tiempo completo, y le dieron sus indicaciones. El tema del cinturón de castidad le gustó a Ana pues sabía de la afición de José a masturbarse varias veces al día, así él se guardaría para ella durante toda la semana. Las condiciones que impusieron las señoras era que desde el primer momento que llegara, él debía acudir a su casa con ropa enteramente femenina y vestidos de servidumbre, con uniformes delicados, elegantes y acorde a su piel blanca. El debería estar depilado completamente, tomar algunas clases de peluquería, uñas, masajes, y cocina. Allí no le faltaría nada, tendría su propio cuarto, sus uniformes y se le concedería lo primordial, pero eso sí no querían que se masturbara en su casa, por eso debía llevar el dispositivo de castidad puesto. Si se requería algo adicional, debería pedirlo y ellas considerarían si podrá concederse, tratando de que estuviera cómodo y tranquilo y así que pudiera servirlas como deseaban. No podría manejar más dinero del que ellas le darían para gastos de la casa. Su única función de ahora en adelante seria aprender cada gusto y capricho de sus Señoras y estar listo para complacerlas.
El primer día al entrar en la casa, era domingo por la noche, le dijeron que se desnudara, y pudieron comprobar que no les había mentido a lo acordado en el tema de la castidad y en la casa no podría ser un hombre, sólo Josefa ya que no querían ser molestadas sexualmente.
Le indicaron donde estaba su cuarto, y desde ese mismo momento hasta el sábado había de estar a su servicio las 24horas del día.
Josefa anda a prepararme el baño y acuérdate como me gusta el agua, asegúrate de ponerme a tono el jacuzzi y llévame una copa de vino, pon me algo de música suave. Quítate el uniforme, los zapatos y ponte el hilo negro y unas zapatillas altas, por si te mojas, además de unos guantes para que me laves bien el cabello, anda estúpida, mientras le daba una palmada en el trasero levantándole la falda.
Josefa salió apresurada batallando con su emoción y con la dificultad de manejar los altos tacones ,primero hacia su cuarto y luego, en hilos, hacia el baño. Mientras preparaba el baño su mente voló hacia los últimos meses sintiendo que las cosas estaban llegando a donde tanto había deseado, En vez de su esposa, ama de llaves, ahora debía servir a dos señoras y turnándose para hacerlo bien. Esperaba que llegara el fin de semana para poder librar y ver a su esposa pero.... continuará

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