jueves, 12 de marzo de 2015

Fase 12. Desmitificando lo que se lee por internet

Como ya he explicado en el blog, mi marido está utilizando un cinturón de castidad y con eso, quiero que esta vez, dejarlo permanentemente casto. Tardó muy poco en acostumbrarse a él, a pesar de que a veces requiere unas semanas de adaptación. Pero recuerde: no importa lo que lea en Internet, las posibilidades de que su pareja se pueda quedar bloqueado en cualquier dispositivo permanentemente desde el día 1 son prácticamente cero. Las características de los tejidos que forman el pene y testículos permiten si uno quiere liberarse de la mayoría de dispositivos de castidad, sólo hace falta enfriar con agua o hielo y su volumen disminuye.
 En la fase 11, expliqué que hacer cuando él te dice que está "harto" de la castidad. Obviamente si hay alguna incomodidad o dolor severo, entonces usted necesita cuidar de él. Pero si esto no es el caso, entonces no hay ninguna razón para decirle un NO audible y rotundo. Esta actitud de la mujer no significa que ella está siendo un tanto "dominante" o "injusta" con él? Esto puede ser una pregunta que cuelga en la mente de los principiantes. A muchos hombres y mujeres les resulta casi imposible separar la castidad masculina de las formas extremas de la dominación femenina y el sadomasoquismo, como si fueran fetiches interdependientes. Y la respuesta que doy a esta pregunta es "NO". Aunque no es, en algunos casos, la castidad masculina forme parte del fetiche de la dominación femenina y el sadomasoquismo, no es necesariamente una práctica sadomasoquista ni está relacionado con la plena sumisión del hombre a su esposa. La castidad no va a convertir al hombre en un cachorrito al servicio de su Madame.
La castidad llamada "vainilla" (término utilizado en medios sadomasoquistas para referirse a la práctica sexual convencional, es decir, fuera del fetiche sadomasoquista) consiste en controlar el placer del hombre, exclusivamente en el área sexual. En el sadomasoquismo hay placer asociado con el dolor y la humillación de la sumisa, la feminización del hombre (lleva vestidos de mujer) y otras prácticas que muy probablemente no son de interés para la mayoría de las mujeres. Como he escrito antes, si alguna vez antes de hacer el amor, su pareja durante unos minutos le hizo un striptease con él sentado en una silla sin poder tocarse, o algo similar, ya haya practicado la castidad masculina, pero era sólo una forma ligera y momentánea de juego. Al hacerlo de la manera que aquí se presenta en este blog, con una jaula y todo eso, se va un paso más allá, avanzando en la relación, profundizando el juego de la negación y el control del orgasmo, nada más que eso. También vale la pena recordar los relatos que leen en Internet son eso: cuentos. Son un poco como los periódicos baratos que exageran y sensacionalizan todo. Es obvio que lo hacen porque quieren vender más periódicos. Aquí hay algunas razones que creo que nos permiten tener una fuerte convicción de que lo que leemos en relatos web es pura ficción o al menos sólo ocurrirá en casos excepcionales de extrema fetiche sadomasoquista:
1. A algunas personas les gusta ser el centro de atención, ya sea en una fiesta, en un grupo, o bien, hoy, en un foro de Internet. Mediante la publicación de historias, que pueden llamar la atención que necesitan.
2. Las personas necesitan sentir la emoción excitante al leer cuentos extremos de castidad masculina y fingen que son reales. Esto le sucede a la gente cuando leen, se emocionan con la historia. Es un poco como "Las 50 sombras de Grey" : mientras nadie diga que es una "farsa", todo el mundo puede pretender que es real.
3. Exagerar y fantasear relatos los hace más atractivos para los diferentes públicos, en especial los fetichistas, no sólo los fans de la castidad "vainilla", son los que aumentan las visitas en el blog.
 4. La práctica de la castidad en sí muestra que la vida real aún está por ahí: una vez que el trabajo, la familia, el hogar, etc. van a seguir exigiendo su atención del mismo modo que antes de llevar el dispositivo de castidad. Y puesto que no hay nada interesante sobre estos aspectos, ¿por qué escribir sobre ello? En otras palabras, los blogs sólo muestran el lado más "morboso", como si el hombre al ponerse el cinturón dejó de trabajar, tener amigos, etc. para ser capaz de vivir 24 horas para servir a su mujer. No hay manera de probar que todos los relatos son historias falsas, pero por estas razones son suficientes para deducir que, en esencia, la inmensa mayoría son cuentos, aunque cada cual pueda tener su propio criterio y opinión al respecto.
Cuando el hombre comienza a pensar y planificar sobre la adopción de la castidad masculina en su vida, inevitablemente tiene mucha inquietud en leer estos relatos de castidad y seguir blogs de castidad. Empieza a sentir la necesidad de vivir todo que usted está leyendo ... la excitación que le provoca puede resultarle difícil pensar racionalmente acerca de lo que será la vida cotidiana después de la puesta en práctica, estando tan excitado con el tema. Así que es un consejo para que el hombre, al pensar en la castidad, no se confundida, ni se excite excesivamente por las historias de castidad sadomasoquistas y más extremas que pueda leer, incluso en este blog. Lo más probable, es que su esposa le costará mucho aceptar mantenerle casto, y más difícil aún será que se convierta en una "dominatrix"!
Tómese un descanso, relaje sus emociones y piense racionalmente sobre las condiciones reales de adoptar el estilo de la castidad. Piense en todo: la familia, el trabajo, los niños, etc ... poner todo en equilibrio y sólo entonces decidir! Si eso no es suficiente, un buen momento para explicar y discutir con su pareja acerca de la castidad masculina es después de un orgasmo, aprovechando el estado de relajación post-clímax, con el fin de silenciar las calenturientas historias de la mente, y pensar más racional.
Recuerde: la castidad masculina tiene como objetivo la diversión en el largo plazo, es interesante para pensar con claridad y tomar buenas decisiones.
Conclusión: No hay razón para apresurarse ni las prisas.

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